Hoy, tras largo tiempo, rompió a llover...
¡Salí bajo la lluvia y feliz, levante mi rostro y las palmas de mis manos hacia el cielo!
Gotas de agua resbalaban por mis mejillas y surcaban el contorno de mi sonrisa mientras a su vez mojaban todo mi cuerpo y mi cabello.
Sembré miles de ilusiones, y era ahora, en este preciso instante, cuando sentí que florecerían todas y cada una de ellas.
Miles, millones de gotas caían a mi alrededor bajo la luz de la luna, brillantes como finos hilos de seda, y con cada una de ellas, como si de estrellas fugaces se tratara, sentí que cada uno de esos deseos se harían pronto realidad.
(Antonio González)
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