Era un día de invierno y llegaba a casa de trabajar, con un abrigo y una bufanda que le cubría la mitad de la cara desde debajo de la nariz que se entreveía rosada debido al frío.
Salió un chaval a recibirle, y le dijo, “papá como estas, ¿hacía frío hoy verdad?”
Él, subió suavemente la comisura de sus labios con señal de satisfacción de llegar al hogar y sentirse acogido y le respondió: “Si hijo, da gusto llegar a casa”.
Acababa de cumplir 18, y hacía poco había aprobado su carnet de conducir, lo acababa de recoger hacía días y lo tenía entre sus manos, jugaba con él y lo miraba con recelo como si tuviera entre sus manos una llave que le abriera un mundo de nuevas posibilidades.
Su padre lo observaba de reojo mientras se quitaba su bufanda y su abrigo y los colgaba en la entradita que había en el hall de la casa. Mientras soltaba su abrigo de manera pausada, le dijo: “Hijo te voy a encomendar una tarea importante. Tengo que ir a una reunión al otro lado del país la próxima semana. Llevarás mi coche, planificarás el viaje y te encargarás que llegue a tiempo, ¿te parece bien?”
Perplejo se le quedaron los ojos abiertos de par en par y casi se le cae de las manos el impecable carnet con el que jugaba. Cuando reaccionó, le dijo entusiasmado: “Claro papá, cuenta con ello, no te arrepentirás”.
El joven, en los siguientes días planificó meticulosamente el viaje paso a paso, cada parada, cada repostaje, cada comida animado por la confianza que había depositado en él su padre. Hizo el plan con todo detalle y el día del viaje se propuso llevarlo a cabo.
Cogió las llaves del coche e iniciaron el viaje que tanto había esperado con ilusión el inexperto joven.
Al llevar algunos kilómetros el joven sentía que la excitación del momento le hacía estar acalorado y cuando acercó la mano al termostato de la calefacción para reducirla, se dio cuenta que a su lado su padre se encontraba levemente encogido, seguramente por el entumecimiento de los huesos debido a la avanzada edad, dejo la mano un segundo sobre éste y a continuación lo subió levemente.
Antes de partir el joven había cogido una cámara de fotos que tenía en su habitación y la llevaba junto a él.
De vez en cuando el joven veía un lugar con bonitas vistas y hacía alguna foto para tenerla de recuerdo. Y tras hacer cada una de las fotos, sin perder tiempo, reanudaba su viaje con cara de satisfacción.
Se sentía animado y entusiasmado con el viaje, veía como su plan iba según lo planeado y conseguiría su objetivo sin problemas.
Pasado unos kilómetros en una de sus breves paradas para repostar, encontró a un amigo de un par de años atrás. Necesitaba llegar a un pueblo cercano en dirección contraria a donde se dirigían el joven y su padre.
Éste le pidió que le hiciera el favor de acercarle esos kilómetros y el chico lo pensó un breve momento y tras ese breve instante, le contestó indicándole que no era posible. Le explicó que tenía que llegar a tiempo para una importante reunión que tenía su padre y no podía desviarse.
Se despidieron afectuosamente y ambos continuaron su viaje en direcciones opuestas.
Nuevamente llevaba un buen trayecto cuando de repente notó como con un sonoro estallido, una de las ruedas del coche se quedaba sin aire debido a un pinchazo.Redujo lentamente la marcha hasta poder parar en el lateral de una avenida que estaba atravesando y bajó del coche a mirar la situación.
De repente se desanimó, miró a su padre y pensó que era el fin, que no habría manera de llegar a tiempo a la reunión.
Al momento siguiente, no medió palabra y sin pensarlo se puso manos a la obra y empezó a cambiar la rueda del coche. Pasaba gente cerca de donde se encontraba y se paraban a ver si necesitaba ayuda y le preguntaban con interés: “¿a dónde vais?”.
Al decirle su destino, la gente del lugar le decía “No lo conseguiréis, llamad y avisad que no llegaréis a tiempo”. Otros en cambio le decían, “Es mejor que te desvíes y cojas el tren, de ese modo puede que lleguéis a tiempo”.
El chico, con gran esfuerzo y tras un buen rato, cambio la rueda del coche y a continuación, tras recoger todas las herramientas, se sentó cansado en el asiento del conductor y revisó el plan que tenía trazado desde hacía días. Entonces tras analizarlo vio como a pesar de todo llegarían a tiempo. Reanudó el viaje y preguntaba de vez en cuando a la gente que encontraba en su camino, intentando reafirmarse en su plan. Le decían sin parar, “no, no llegarás a tiempo”.
Pero continuó su viaje y todo iba bien, pensaba que el plan que había hecho del viaje, aún con todos los inconvenientes, se cumpliría y llegaría a tiempo finalmente.
Aún así, no paraba de darle vueltas en la cabeza la idea que tanto le habían repetido, ¿por qué no seguir el consejo de la gente que encontró en su camino y desviarse hasta esa estación de tren? De ese modo llegaría antes del tiempo establecido y podría aprovechar para hacer alguna foto más una vez dejara a su padre y después podría recogerlo al terminar en su reunión.
El desvío era bastante considerable, hasta llegar a la estación, pero compensaría con el tiempo que recuperaría al recorrer en tren el trayecto que quedaba.
Con ese pensamiento se decidió y se desvió dirigiéndose hacia la estación de tren que le habían indicado. Al llegar, fue a comprar los billetes para el destino.Pero cuando los solicitó le indicaron que era imposible, que ese tramo estaba cortado por unas horas. Estaban realizando unas reparaciones en la vía debido a las lluvias de los últimos días.
El muchacho se quedo helado, no podía ser, se había desviado tanto de su trayecto para llegar a aquella estación que ahora sería imposible recuperar el tiempo perdido, no llegaría a tiempo.
Cogieron el coche nuevamente y apenado se subió junto a su padre, y recorrió el camino de vuelta hacia el camino que llevaba a su destino. Un poco avergonzado miró a su padre como pidiendo disculpas en silencio. Pero sorprendentemente, lo veía sereno junto a él, al igual que se había mostrado durante todo el resto del viaje.
Finalmente llegaron a su destino. No pudo recuperar el tiempo perdido y llegaron tarde a la reunión.
Su padre bajo del coche y se dirigió con su abrigo y un maletín de mano con paso tranquilo hacia la oficina donde le esperaban.
El chico sintió frustración y rabia. Le había fallado, había llegado tarde y no había conseguido finalmente llegar a su cita a tiempo. Pensó que nunca volvería a confiar en él. Había fracasado y no era digno de la confianza que puso en él.
Se moría de vergüenza, de hecho temía el momento en que saliera de la reunión y se dirigiera finalmente a él y le dijera algo como: “me has fallado hijo, te pedí una tarea sencilla y no has sido capaz”.No paraba de imaginarse la situación en su cabeza y nervioso daba vueltas en círculos sin parar y a la vez se sentía apenado por no haber logrado su objetivo.
Pasaron unas horas y para el chico aquellas fueron las más largas de su vida... Finalmente vio aparecer a su padre a lo lejos y lo recibió cabizbajo, intentando no cruzar la mirada con él.
Subieron al coche y emprendieron el camino de vuelta.El joven se quedó callado, le preguntó por su reunión, y a continuación, cuando pasó un tiempo le pidió disculpas por no haber cumplido su promesa.
El padre con palabra serena le dijo: “hijo, no tienes que disculparte, no pienses en que has fallado. Piensa que has aprendido de este viaje y quizás sepas si ha sido un triunfo o una derrota.
Piensa en el futuro, que este viaje, es como cualquier cosa que te propongas hacer o conseguir en la vida de aquí en adelante.En este viaje tenías un objetivo claro que querías lograr, te estableciste un plan y te propusiste cumplirlo para conseguirlo.
Al principio del viaje aún estando acalorado subiste la calefacción porque viste como mi cuerpo entumecido por la edad lo necesitaba, antepusiste mi bienestar al tuyo propio, aprendiste a ser generoso.
También durante el viaje decidiste parar y hacer fotos para tener bonitos recuerdos. En ese momento estableciste prioridades. En todo lo que quieras conseguir en la vida, otros objetivos, puede que te distraigan de conseguir tu objetivo principal. Debes elegir bien tus prioridades.
Pasaron unos kilómetros, y encontraste aquel amigo que te pidió ayuda. No está mal ayudar, no lo dudes, debemos hacer lo que esté en nuestras manos siempre que sea posible, pero has aprendido que en nuestro camino hacia lograr alcanzar el objetivo que nos propongamos, siempre habrá personas que deberemos dejar si éstas nos guían en dirección contraria a nuestro destino.
Si los caminos de ambos, están en direcciones opuestas, no lo dudes y sigue el tuyo hacia ese objetivo que te propusiste lograr.
Que nadie te aparte de tu objetivo. Esas personas deberán entender la razón si explicas el por qué.
Pasados algunos kilómetros tuvimos ese pinchazo. ¿Crees que no tendrás piedras en el camino hacia tu objetivo? Has aprendido que cada pinchazo, cada obstáculo que pongan entre donde estas y tu objetivo se puede superar con esfuerzo y convicción, así como tú lo superaste. La actitud es la de superar cada obstáculo que te pongan, porque detrás de ese obstáculo siempre estarás un poco más cerca de tu destino.
Y siempre siempre siempre tendrás gente a tu alrededor, que te dirán que no lo conseguirás, que tu plan no es el bueno, intentarán imponerte sus ideas, hacerte ver que te equivocas y convencerte de desistir.
Las personas que te encuentres en la vida a veces no se verán capaces de conseguir los objetivos que se proponen e intentarán convencerte a ti de que tú tampoco serás capaz de conseguir los tuyos.Tú tenías un plan, lo pensaste meticulosamente, cada detalle, cada inconveniente, pero te dejaste convencer y renunciaste a él, en parte te traicionaste a ti mismo.Tenías el mejor plan de todos, pero tenías un plan B que te distrajo del plan principal aún sabiendo que era el correcto.
Debes aprender que para lograr cualquier fin no se puede tener un plan B. Si es así, éste te distraerá de tu plan principal y al final, como en esta ocasión, no lo lograrás. Si tu plan es el bueno, si ese fue el que tú, creaste meticulosamente, si es el que tú te propusiste.... ¿por qué lo abandonaste?Recuerda hijo mío, que nadie te convenza que tu plan en lograr tu objetivo no es el bueno, que nadie te convenza que no lo lograrás, que nadie te lleve en dirección contraria a aquello que anhelas conseguir y lo más importante, nunca te pares ante ningún obstáculo que te pongan en tu camino hacia ese objetivo.
Eres joven hijo mío y sólo has fallado si este viaje no te ha servido para aprender todo eso.”
El joven había estado atento a cada palabra de su padre, y se quedó sorprendido.Tras una pausa el joven se dirigió a su él, y le dijo: "Ahora lo veo, veo que este viaje no ha sido un fracaso, cada derrota te sirve para aprender y cada recuerdo es como esa cicatriz que te hará recordar el momento en el cual te caíste y aprendiste en que te equivocaste."
“Así es hijo mío”, le contestó.Tras otro breve instante, el hijo le preguntó: "Papá, entonces en ese viaje hacía conseguir nuestro objetivo, ¿qué sería el coche en el que vamos montados?"
El padre, le respondió:"Me alegra que me hagas esa pregunta hijo. El amor sin duda alguna. El amor y la pasión que inviertas en aquello que deseas. Si lo cuidas, te llevará hasta todo lo que quieras conseguir, si no lo cuidas lo suficiente, a veces, sin saber en qué momento, te fallará y entonces tendrás que lograr repararlo para así poder continuar.
El amor dicen que mueve montañas. Fíjate en una relación de pareja y lo verás aún más claro.
Nadie llegará muy lejos con un coche averiado, ¿verdad? No podrás hacer un largo camino si no has cuidado de cambiar esos neumáticos antes de emprender el viaje o de llenarlo hasta arriba de gasolina... No llegarás lejos si no repostas cada cierto tiempo.
En la vida ocurre igual, asegúrate que no te falte amor y pasión en todo lo que hagas o te quedarás en el camino, lejos de lograr tu objetivo. Hay otros medios como viste en este viaje, elegiste coger un tren en lugar de continuar en tu propio coche, pero nunca sabrás cuanto te podrás fiar de ese tren o si te fallará en mitad del viaje.
En cambio tu sabes cuánto amor o pasión pones en lograr tu objetivo y sabes que si éste es lo suficientemente fuerte y fiable, llegarás sin lugar a dudas, siguiendo tu plan a tu objetivo.
No hay nada más fiable que el amor que uno mismo pone en lograr lo que quiere, porque sabes que si lo haces en serio, si le pones todo el empeño, nunca te fallará en tu camino.El amor sin duda, hijo, te conducirá sin problemas hasta cualquier cosa que te propongas."
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