miércoles, 3 de diciembre de 2014

Olvida que existo...

Y entonces ella le dijo "Olvídame para siempre... olvida que existo" y se fue dejándolo sólo...

Y él decidió olvidarla, olvidó sus mentiras, olvidó su mal humor, su impaciencia, y olvidó su mal carácter y los malos gestos en sus días malos. Y por último... olvidó como olvidar. 

Y sin darse cuenta, quedó grabado en su corazón, en aquel lugar de donde ya nunca podría irse o escapar, ese recuerdo para siempre, el de un ángel perfecto y sin defecto alguno al que ya nunca pudo olvidar.

(Antonio González)

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