Es cierto lo que dicen. Escribimos más cuando estamos tristes que cuando estamos felices.
La felicidad es el mayor de los tesoros, todos la buscan y pocos la encuentran.
Quien no la tiene la anhela y la envidia en otros. Y quien la busca grita sin parar: "Mirad, mirad! Yo la tengo!" a modo de engaño burlón, aún sabiendo que está lejos de encontrarla.
Es quien la tiene realmente, quien la oculta y la esconde en silencio para que nadie le robe ese preciado tesoro.
El silencio, la ausencia, es por tanto el único síntoma inequívoco de felicidad.
Ese "¿Dónde has estado este tiempo?" que sólo se responde con un: "Estuve ausente, porque encontré la felicidad".
(Antonio González)
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