Como en otra ocasión, hace poco he tenido otro hecho cotidiano que me ha
hecho pensar, de cada día de cada experiencia pienso que se aprende algo. Y veo
con mucha más claridad todo lo que antes ignoraba.
Os relato en principio este hecho que a más de uno os podrá sonar posiblemente
porque os ha podido ocurrir como a mí. Intentaré explicarlo de la manera más
simple que pueda.
EL AVISO DE QUE ALGO FALLA, UN EJEMPLO:
Pues bien, desde hace un tiempo empezó a sonar un ruido en mi coche, algo
extraño, sonaba un ruido y se encendía un piloto rojo en el panel, como si no
funcionara la carga de la batería por el alternador del coche (una avería como
cualquier otra, no hace falta que sepamos de mecánica de coches para seguir
este caso).
Al principio te preocupas y dices: "Me voy a quedar sin coche, tengo
que darle una solución cuanto antes! ¿Y si se convierte en algo grave?"
Te asustas y piensas que puede ser grave si lo dejas pasar y te puede dejar
tirado cuando menos te lo esperes y por ello hay que arreglarlo cuanto antes.
Preguntas a gente que crees que entiende más que tú del tema para que te
aconsejen sobre que puede ser y qué hacer.
Pero pasan los días y piensas en los gastos. A todos nos pasa, no?
"Uf, no llego a final de mes... ", "a ver si puedo
aguantar... ", "quizás si lo dejo pasar se llegue a solucionar sólo y
no sea nada grave". Y ves que no te deja tirado y piensas, bueno, tampoco
pasa nada tan grave por ahora ya le daré solución.
Pasan los días y el ruido cada día es mayor y ves como sigue empeorando y
según te dicen... "si si eso es el alternador, se te ha roto el rodamiento
y como llegue a agarrotarse te tirará de la correa de distribución y te podría
producir una avería irreparable del motor." Que puede que no sepas
mucho de mecánica, pero así de primeras bien no te suena.
Pero llega final de mes y ves que nunca te sobra dinero para solucionar el
dichoso problema y cada día que pasa intentas ignorar ese ruido y esos pequeños
tirones que da el coche de vez en cuando autoconvenciendote: "No
pasa nada, seguro que mejora, seguro que puede aguantar un poco más para cuando
esté mejor"
¿Os ha pasado algo parecido? Seguro que sí, y entonces fue cuando lo vi
claro. Un buen día, arranque el motor y me quedé un buen rato escuchando ese
dichoso ruido y me quede quieto pensando.
Pensé como en otras ocasiones, todo está siempre relacionado, cada hecho
que vivimos y como actuamos.
EL EJEMPLO EN NUESTRAS RELACIONES
PERSONALES:
Os explico lo que pasó por mi cabeza, fijaros, pensemos ahora en este hecho
en otro ámbito y trasladémoslo a las relaciones personales que vivimos día a
día.
Vi cada hecho tan claro... trasladarlo del siguiente modo, el coche que día
a día te acompaña, imaginar que es aquella persona con la que tienes dicha
relación, y un buen día estando con esa persona surge ese "ruido".
¿Ruido? Diréis. Claro... pensar como ruido ese problema o conjunto de
problemas que un buen día surge en cualquier relación.
¿Qué ocurre al principio? Os asustáis, pensáis: "Dios, tengo que darle
una solución no puede ser, puede ser algo grave y voy a perderla o perderlo si
no lo soluciono".
Preguntas a gente que piensas que entiende más que tú del tema porque
siempre crees que eres el menos indicado para saber dar una solución a ese tipo
de problema y te apoyas en ellas, les explicas tu problema y te dan consejos.
¿Veis la claridad de la similitud con cada hecho cotidiano?
Bueno, ¿y qué pasa entonces? Pasan los días y hay muchos "gastos"
que te impiden darle solución al problema.
Y diréis ¿que son los gastos de los que hablamos? Pues bien, los gastos son
todos esos inconvenientes que tenemos a la hora de querer dar una solución al
problema en sí que en este caso no son materiales, si no en su gran mayoría
sicológicos.
Los "gastos" son una pesada mochila que llevamos a la espalda que
nos impide reaccionar, son los rencores, el malestar que genera distancia entre
las dos partes, el mismo malestar que te hace pensar en un día cualquiera:
"Quiero estar tranquilo y no tengo fuerzas hoy para solucionar este
problema, mañana pensaré en ello". El orgullo, el ego, la falta de
generosidad con la otra persona.
Todos esos son gastos que generamos día a día y que llevamos a cuesta y que
nos impiden llegar a final de mes en positivo.
Los "gastos" en definitiva, son los que nos impiden tener la
fuerza para solucionar el problema en una relación. Si no somos capaces de
eliminar esos gastos nunca llegará ese día en que digas, estoy en positivo y
ahora es cuando tengo de sobra para dar solución a este problema.
Observar que realmente, esos "gastos" no poseen ninguna utilidad
en nuestra vida, sólo nos llevan a no conseguir el objetivo que realmente
queremos.
Realmente como los gastos innecesarios que tenemos día a día, en este caso
también, podemos prescindir de ellos y seguramente seriamos más felices porque
tendríamos otras cosas en su lugar que son las que realmente necesitamos para
ser felices.
Pero que difícil es darse cuenta y saber tener, si me permitís inventar
ésta definición, una buena gestión de gastos emocionales.
Debemos eliminar todas esas cargas inútiles que nos impiden darle una
solución a cada pequeño problema.
Pero llegamos a final de mes, hablando de manera metafórica siempre y no
llegamos, no hemos hecho el trabajo suficiente en nosotros mismos para eliminar
esos inconvenientes y no estar cargados de gastos.
Pensamos que la solución vendrá de fuera y no es así, siempre la solución
está en nuestras manos..
Escuchamos día a día ese ruido, sabemos que cada día es más grave el
problema, nos dicen que como no se solucione, seguro que se convierte en algo
grave y un buen día, te quedarás sin esa persona. Esa gran avería que no
se podrá reparar.
Pero aún así nos auto convencemos: "no tengo manera de solucionar el
problema, seguro que se soluciona con el tiempo o puede esperar aún más".
EL FINAL DEL PROBLEMA:
Pasado un tiempo, un buen día la avería se produce, de repente, todo se va
al traste, y es cuando vas al taller y te dicen algo como: "no te compensa
ya reparar este coche, tiene muchos años, te costará más repararlo que uno
nuevo".
Y tú dices: "Ya, pero éste es el que quiero... no quiero uno
nuevo, quiero el que cuidé durante tanto tiempo y no quiero cambiarlo por otro.
"
Pero en ese momento, piensas sobre lo que dices, y realmente pasa por tu
cabeza algo curioso. Si lo hubiera cuidado bien, ahora no estaría en el taller
lamentando haberlo perdido, ¿no es cierto?
¿Hemos pensado eso alguna vez? ¿O realmente sólo nos lamentamos de todo lo
malo que nos ocurre por la mala suerte que tenemos?
Durante el tiempo que veías día tras día que tenías ese problema, pensabas
que el coste de repararlo era demasiado y lo retrasabas mientras éste se iba
haciendo mayor.
Hasta que un buen día, el problema es irreparable y ya si que el
"gasto" es inalcanzable.
Llegado este punto, aún así, hay quien prefiere luchar por mantener ese
coche, pagar ese gran coste y recuperarlo.
Hay otras veces, que el daño hecho es irreparable o quizás, hay quien
prefiere abandonarlo, porque piensa que lo mejor será no pagar un coste tan
grande y busca uno nuevo que lo sustituya.
Pero lo que no se piensa es, el coste será mucho mayor, y aún así cerramos
los ojos pensando que siempre será mejor que el viejo que teníamos.
Pero eso no es lo más importante, realmente cuando ese nuevo coche vuelva a
tener problemas, ¿quién te asegura que no tendrás que volver a cambiarlo al no
atenderlo cuando era necesario?.
CONCLUSIÓN:
En definitiva, nos puede parecer un gran esfuerzo, arreglar un pequeño o
gran problema en una relación.
Pensamos que es un gran esfuerzo fuera de nuestras posibilidades, que no
podemos hacer más de lo que hacemos cuando no es verdad.
Nos auto convencemos que se solucionará sólo o que no está en nosotros
darle solución, y aún así seguirá funcionando la relación y no se romperá.
Cuando en realidad lo que debemos hacer es solucionar el problema cuanto
antes sin pensarlo, sin pensar en esos "gastos" que tanto nos pesan y
no nos dejan hacerlo.
No dejar para mañana lo que puedes solucionar hoy y eliminar esos otros
"gastos" que realmente son los que son innecesarios.
Puede suponer un gran esfuerzo pero no tanto como el que supondría
repararlo pasado más tiempo. El tiempo siempre juega en contra. Y la solución
siempre está en uno mismo y no en el exterior.
Hay una gran frase muy conocida, que circula por ahí. Una vez preguntaron a
una pareja de ancianos y dijeron algo así: "Nacimos en un tiempo en que si
algo se rompía, se arreglaba, no se tiraba a la basura".
¿Sabéis? No quiero parecer pesimista, tengo mucha fe y soy en realidad muy
optimista, pero pienso que esta sociedad está perdiendo muchas cosas bellas que
se que con el tiempo se recuperarán.
Donde antes había personas luchadoras y tenaces en conseguir sus ideales y
lograr con esfuerzo lo que sus valores les decía que merecía la pena, hoy hay
personas que se rinden con una gran facilidad ante los inconvenientes y
problemas y vagan pensando que la mala suerte juega con ellos.
Pero como os digo, soy muy optimista y sé que sólo es una vaga y falsa
impresión que un día cambiará.
Y como siempre comento, soy el primero que tengo que aprender y aprendo a
base de ensayo y error. Nunca escribo como ejemplo, siempre escribo como
aprendiz de lo que escribo.
Y bueno, si os preguntáis que pasó, os puedo afirmar que efectivamente el
coche se averió. Y ya escuché la frase "no te compensa ya reparar
este coche, tiene muchos años, te costará más repararlo que uno
nuevo".
¿Quién sabe lo que compensa y lo que no?
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