Es curioso como mientras más abres la mente más claro ves en cada cosa que
haces en el día a día en tu vida, lo que no estabas haciendo bien. Y lo que es
más importante, lo claro que ves que estabas equivocado y que hay un camino
para solucionarlo que no es para nada difícil de andar. Sólo un pequeño cambio
de actitud es suficiente.
Voy a explicar como me di cuenta de repente de otro de los errores que
hasta hoy cometía en todo lo que hacía en cualquier tipo de ámbito y del que no
era consciente.
Parecerá raro lo que voy a contar pero veréis como luego todo encaja.
El otro día fui a planchar ropa en casa (una cosa tan corriente y cotidiana
como eso) y a quien no le ha pasado que cuando vas y quieres darte cuenta te
encuentras con un montón de cosas sin planchar y no tienes nada que ponerte. Y
el malestar que te provoca que no tienes nada que no llegas y tienes que
planchar algo sí o sí.
Pues bien, de repente se me pasó por la cabeza algo que empecé a poner en
práctica al momento, imagina que cada vez que necesitas ponerte algo, vas y en
lugar de planchar una camisa o una camiseta que es la que necesitas en el
momento, coges y planchas dos o tres y el resto lo dejas. Siempre
que necesitas una y tienes algo de tiempo haces lo mismo, vas donde está la
ropa sin planchar y haces lo mismo aunque tengas ropa que ya esté planchada,
coges y planchas una para ponerte y otra que dejas planchada.
Con muy poco esfuerzo haces un poco más de lo que necesitas y es prácticamente un esfuerzo inapreciable, si tuvieras que planchar todo el montón
el esfuerzo sería tremendo.
Haciendo esto, seguramente habrá un día que no tengas tiempo, que estarás
agotado o cansado, o simplemente no tengas ganas, pero, ¿qué ocurre entonces?
El día que no tienes ganas, ánimos, que estás cansado y no puedes planchar,
resulta que tienes como resultado de lo que has ido haciendo cada día con un
mínimo esfuerzo que tienes más de lo que necesitas ese día, es decir, cuando
necesitabas una única camiseta, resulta que tienes más camisetas de las que
necesitas planchadas y ese día recibes el resultado de un mínimo esfuerzo de
hacer un poco más de lo que necesitabas cada día.
Fijaros de lo que me dí cuenta en un hecho tan cotidiano, y que he cambiado
y ver como todo en la vida tiene el mismo resultado.
Pensar ahora que en una relación de cualquier tipo, sea de amistad o de
pareja, ocurre lo mismo. Pensar ahora que en esa relación cada día cuando
necesitas recibir algo de la otra persona tu das un poco más de lo que
necesitas, en una relación ese algo puede ser un beso, un te quiero, un pequeño
detalle, en una amistad un “como estás”, “que necesitas”, un pequeño
esfuerzo que no supone nada, es decir, en lugar de planchar una
única camiseta, planchas dos. Sólo dando un poco más de lo que tu necesitas
recibir en ese momento. No pretendas planchar todo el montón porque el esfuerzo
si que será tremendo, no des muchísimo más de lo que necesitas en un momento
porque el esfuerzo será excesivo y en ese momento pensarás que das más de lo
que recibes, aunque no sea así, y te sentirás mal.
A continuación piensa que eso lo vas haciendo un día tras otro, sin gran
esfuerzo por tu parte.
Ahora piensa que llega un día como a todos nos pasa en el cual estamos
desanimados, estamos frustrados, estamos molestos, o simplemente no tenemos
ganas de dar porque necesitamos recibir, y ¿qué pasa ese día? Resulta que ese
día es cuando recibes mucho más de lo que necesitas, cuando miras en el montón
de ropa sin planchar te das cuenta que no hay nada, y solo tienes un montón de
ropa planchada que es mucho mas de lo que necesitas en ese momento.
Ese día es cuando la otra persona te devuelve todo lo que le has dado poco
a poco, y fíjate que curioso, recibes mucho más de lo que necesitas y sin casi
esfuerzo y sin sentir que has hecho demasiado para recibir o merecer tanto,
cuando la otra persona sólo te está devolviendo lo que le has dado y no más.
Todo en la vida desde el simple hecho de planchar un montón de ropa hasta
como relacionarte con los demás está unido y cada cosa que hagas se refleja en
todos esos aspectos.
Y hay que fijarse en lo más importante, cuando una persona da cada día sólo
un poco más de lo que necesita, nunca siente que da demasiado.
Cuando una persona recibe a cambio, un día que lo necesitaba, únicamente lo
que había ido dando poco a poco y no más, siente que está recibiendo más de lo
que necesita aunque solo sea lo mismo que ella dio poco a poco.
Si en cambio un día dices, voy a quitar todo el montón de ropa, voy a hacer
un gran esfuerzo, voy a dar hoy muchísimo. Y de repente los días siguientes
dejas de dar y esperas a que el montón de ropa sin planchar vuelva a crecer día
tras día y no das nada, entonces sientes que das mucho y que recibes poco a
cambio. Cuando realmente, estás dando exactamente lo mismo y estás recibiendo
exactamente lo mismo que das de los dos modos, con la diferencia que tú te
sientes frustrado porque haces grandes esfuerzos y la otra persona también
porque sólo ve grandes esfuerzos puntuales y el resto del tiempo dejas el
montón de ropa crecer.
Si he escrito este paso, por supuesto es porque yo tengo que reconocerlo y
era de los que dejaban crecer el montón de ropa y un día hacía ese gran
esfuerzo y pensaba erróneamente que yo daba demasiado y recibía poco, y una vez
más estaba tan equivocado como con tantas otras cosas, el montón de ropa
siempre es el mismo, nunca he dado más de lo que recibía, eso es imposible,
sólo que no he sabido dar siempre un poco más de lo que necesitaba para sentir
el día que realmente lo necesitaba que lo que recibía era más de lo que
necesitaba o merecía.
La percepción como hemos visto es muy subjetiva está claro, y seguramente
puede que hasta haya recibido más de lo que merecía sin verlo, pero como con
todo en el mundo, todo está en tus manos y no en las de nadie. Todo lo que
recibes es fruto de tus acciones. Lo que quieras conseguir así como tu propia
felicidad está únicamente en tus manos y en las de nadie más. Como podría
culpar a nadie de que no diera más que yo, cuando soy yo el que tengo la
capacidad de sentir que me daban más de lo que necesitaba y no lo he hecho.
Como el resto de pasos, solo son puntos que he visto que no hacía bien y
por supuesto, espero conseguir corregir, dando un poco más de lo que necesito
cada día en todo lo que haga día a día. Y es curioso, porque cuando me dí
cuenta de este paso, no pareció que fuera difícil de llevar a cabo, solo es un
pequeño cambio de actitud y un pequeñísimo esfuerzo que no supone nada. A veces
es más difícil darse cuenta de lo que se hace mal y verlo claro, más que del
esfuerzo que cuesta llevarlo a cabo.
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