Paso 8: Los conflictos:
En toda relación de cualquier tipo los conflictos son parte del crecimiento
de éstas de cara a unir valores entre las partes de la relación y de cara a
mejorarla. Un conflicto que no llega a ser resuelto de manera correcta puede
llegar a terminar por completo esta relación de manera irreparable.
En los conflictos hay 3 niveles:
· Tener la razón (vencer)
Pretendemos tener la razón en el conflicto.
· La otra parte está equivocada (derrotar)
Pretendemos derrotar a la otra parte en una lucha sin sentido en lugar de
querer llegar a un acuerdo o solución.
El último punto es completamente irracional, llegamos a un punto donde solo
perdemos ambas partes. Sólo queremos hacer daño sabiendo incluso que nosotros
también nos lo estamos haciendo. Si se llega a este punto ya seguramente no
habrá solución del conflicto, el esfuerzo para solucionarlo sería excesivo.
En todo conflicto hay actitudes escaladoras que endurecen el conflicto y
actitudes desescaladoras que producen o van orientadas a lo contrario.
En cada escalada del conflicto sentimos que debemos responder porque de lo
contrario implicaría ser menos que el otro, sentimos que estamos sometiéndonos
a la otra persona.
Por lo contrario, en el conflicto existe una acción unilateral de
desescalada básica:
· ¿Y si yo fuera menos? Un acto unilateral de desescalada inesperado en un
conflicto puede reconducir la relación o el conflicto donde el diálogo es
posible y la tensión disminuye. Pero, qué difícil es hacer esto y más estando
dentro de un conflicto.
Pero, ¿sabemos cómo llevar un conflicto de la manera adecuada para
solucionarlo?
Tenemos una serie de enemigos externos al conflicto que hacen imposible
llegar a este punto de querer o poder resolver éste. Entre ellos están los
siguientes:
· El principal, nuestro orgullo:
Principal enemigo de todo tipo de relación. Siempre diré que en un ámbito
concreto de relación sentimental, nunca podrá coexistir amor y orgullo en el
mismo tiempo y lugar. Aún hoy me pregunto con qué fin se implantó esta cualidad
inútil en el ser humano.
Supongo que es un arma de supervivencia primario que aún hoy después de
tantos años hemos heredado.
Soy el primero que debo erradicar esta cualidad de raíz, y sólo viendo de
manera racional que no tiene utilidad alguna y que tan sólo sirve para llegar a
un fin que no es el que deseamos se puede conseguir.
¿Podéis pararos y pensar una pregunta? Nunca en mi vida vi un objetivo cuyo
camino fuera el del orgullo. ¿Conocéis alguno?
· El evitar el diálogo con la otra parte del
conflicto:
o Todo conflicto tiene como base de
solución el diálogo.
o ¿Razones para evitar el diálogo?
- Auto convencernos que nuestra verdad es
la única verdad, de que no merece la pena la otra parte del conflicto como para
llegar a resolver el conflicto.
- Este punto os sonará, ¿habéis luchado
alguna vez más por ver lo malo que hay en otra persona en lugar de buscar lo
bueno que existe en ella cuando eso era lo que se hacía hasta antes de ese
conflicto? ¿El sentimiento contrapuesto por ejemplo tras una relación de pareja
de dolor por querer querer y querer olvidar debido al daño provocado por un
conflicto?
· Sentir que vamos a ser menos que la otra parte de la relación. Esto es parte del
orgullo.
o En esto hay otros varios factores que
actúan para tener este sentimiento:
- La gente que nos rodea nos incitan a
pensar que nos está haciendo quedar por debajo de la otra persona y a actuar de
modo que no nos dejemos “pisotear” por nadie.
- El pensar dentro del conflicto que
constantemente vivimos una lucha donde todo lo que hace la otra parte de la
relación lo hace intentando quedar por encima nuestra cuando en la mayoría de
las veces no existe tal intención.
· Los clanes:
El principal enemigo para conseguir la resolución de cualquier conflicto es
el tener personas externas que conozcan el conflicto y que opinen sobre él de
manera destructiva y nunca orientada a solucionarlo.
Esas personas, por lo general las vemos día a día y si hacemos algo que no
es lo que nos aconsejan nos sentiremos mal porque nos reprenderán
constantemente intentando imponernos sus ideas, aunque pueda que no sea la que
nos lleve al mejor fin pero si al objetivo que pensamos erróneamente que es el
que necesitamos al final de un conflicto, “ser más que la otra parte de la
relación” y al final del conflicto terminar siendo quien tenía “la razón” o
quien no tenía culpa alguna de ese conflicto, lo que al final creemos que será
el “salir vencedor” cuando en realidad no hay vencedores en este tipo de
conflictos.
Cuando se permite que se formen estos clanes o bandos, personas que se unen
a una de las partes, esto sólo lleva a empeorar el conflicto y nunca a
solucionarlo.
La creación de clanes tiende a demonizar a la otra persona creando una
imagen negativa y deshumanizada que cohesiona al grupo frente al “enemigo” ya
que se siente amenazado.
Como es lógico al demonizar a la otra persona en tu “clan”, se crea una
barrera más para la solución del conflicto, ya que nos sentiremos obligados a
ser coherentes con lo que hemos mostrado de cómo es la otra parte de la
relación. En esta ocasión y más que nunca, nos convertimos en esclavos de
nuestras palabras imposibilitando la resolución del conflicto.
· El miedo a sufrir daño.
Este punto parece difícil de entender y no nos damos cuenta que la solución
del conflicto es el que nos llevaría a este punto y no al contrario.
El terminar un conflicto en el punto de máxima expresión de destruirse
mutuamente y terminar toda relación de las dos partes del conflicto siempre nos
causará mayor daño que el llegar a una solución en el conflicto sea del tipo
que sea.
Los puntos anteriores en definitiva se resumen en lo siguiente:
Lo que hacemos es por todos los medios demostrar que YO no soy parte del
problema por lo que no voy a ser parte de la solución. Evitamos ser parte del problema intentando demostrar que el
problema sólo es la otra persona de la relación y por consiguiente estamos
evitando ser parte por todos los medios de la solución.
Como vemos volvemos a uno de los principales puntos que indiqué para
mejorar y que me propuse. Hay que recordarlo siempre, yo soy responsable de lo
que me pasa, soy responsable de conducir mi vida hacia donde quiero y por
consiguiente soy parte activa del problema y
de la solución de todo conflicto que surja en mi vida en cualquier tipo
de relación con otra persona.
Todos y cada uno de los enemigos externos al conflicto que he puesto como
puntos anteriormente son una excusa fácil y cobarde para poder huir de un
problema en lugar de tener la valentía de afrontarlo y solucionarlo.
Todo problema tiene una solución, cuando huimos
de un problema sólo estamos huyendo de la solución a éste.
Y creo que cada paso que escribo es más difícil que el anterior para
llevarlo a cabo.
En este punto, me propongo y espero lograr eliminar cada uno de los
enemigos a la resolución de todo conflicto. Actúa a cada paso pensando en que
objetivo quieres conseguir, y si ese paso te llevará a conseguirlo o a alejarte
de él.
Ahora mismo me vino una frase que pienso que puede resumir este punto: No
existe lucha si sólo tienes aliados en la lucha y no existen enemigos.
Actúa como un aliado para resolver cualquier conflicto, nunca como un
enemigo o te convertirás en tu propio enemigo.
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